lunes, 21 de enero de 2013

Queso azul

A veces un alimento que nunca nos ha gustado empieza a llamarnos la atención, y pasa de ser lo último que comeriamos a querer añadirlo en casi todas las comidas.

Pues eso me esta pasando ultimamente con el queso azul.





Después de varios años sin querer probarlo, y que cada vez que lo probaba me sabía a rayos, un maravilloso día del año pasado, descubrí que su sabor era particular, pero delicioso.
Desde ese momento se ha convertido en uno de mis quesos favoritos, por su cremosidad y su sabor. Es más, lo añado o intento añadirlo a casi todo, he descubierto que con manzana está bueno, que con uvas también y que en la sopa está buenísimo.
Para decir la verdad, a veces no me sienta demasiado bien, pero no me importa, su sabor supera mi malestar.
Y después de descubrir el sabor del queso azul, miro con recelo el queso cabrales, también un queso con moho, pero que con ver el precio me impide el probarlo, no vaya a ser que me encapriche con él también.

Son sabores que no entendemos en ocasiones, y que según vamos creciendo vamos adaptándonos a esos sabores.
A mi me ha pasado con muchos alimentos, los esparragos, las fresas, la piña, los caquis, el membrillo, y no sigo porque como ya os he comentado alguna vez, mi memoria es de pez.

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