Hace unos meses que recordé que había comido cinnamon rolls cuando estuve en Dinamarca, y recuerdo que no me gustaron, pero me apetecía hacer la receta a mí para ver qué tal estaban, porque los dulces allí no es que estuvieran muy buenos (o por lo menos los que yo probé).
Se trata de una receta que originalmente viene de Suecia, aunque hay quien dice que es Norte Americana, pero no nos vamos a meter en esos asuntillos. Aquí en España no me suena haberlos visto, por lo menos por donde yo me muevo, y me puse a investigar para encontrar una receta que me convenciese.
Buscando, me he dado cuenta que en el último año, o quizás en los últimos meses se han puesto muy de moda, y me ha parecido muy curioso. Es una receta de masa que hay que dejar que suba rellena de una mezcla de azúcar y canela, que otro día os explicaré con más detalle.
Tantas ganas tenía de hacerlos, que se me ocurrió que podía hacerlos para desayunar con ellos calentitos (nota mental, no hacer una receta la primera vez para desayunar si no sabes cuánto va a tardar en cocinarse), así que, el viernes por la tarde cuando llegué de trabajar, puse manos a la obra. Amasé, dejé subir, volví a amasar y dar forma y volví a dejar subir, para hornear al día siguiente.
A la mañana siguiente, me levanté tempranito, pero tampoco mucho, ya que se suponía que en 30 minutitos los tendría listos. Los metí en el horno, y a los 30 minutos les clavé un palito para ver si estaban, y nada, salía manchado, y así me tiré media hora más, todos desesperados por desayunar.
Pero la espera mereció la pena, estaban mucho mejor de lo que me esperaba ( o de lo que recordaba de Dinamarca), y a mi novio que pensaba que no le iba a gustar le encantó, así que la receta no debe estar mal. Dentro de poco repetiré la receta y tomaré algunas fotos para poder compartir la receta con todos vosotros.
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