lunes, 1 de octubre de 2012

El agua siempre reclama lo que es suyo

No se si os lo he dicho, pero yo vivo en una zona de pocas lluvias, en el sureste de España. Aquí son pocos los días de lluvia al año, igual que el frío, que no dura ni una semana. Pero una vez cada cierto tiempo suceden catástrofes como la del viernes 28 de Septiembre.

Puente de San Isidro



Pueblo Laguna, Vera

Autovia A7, a su paso por Puerto Lumbreras

Carretera de Huércal-Overa a Pulpí





Os dejo unas imagenes para que veáis lo que estamos viviendo. El viernes fue horrible, incomunicados, sin poder salir del pueblo, y todos los coches de la autovía en dirección a Murcia tenían que entrar en nuestro pueblo, porque la autovía, como podéis ver, se calló completamente.
Todas las carreteras rotas, puentes, y por allí por donde pasara una rambla todo destrozado.

Sólo os muestro fotos de infraestructuras, pero el campo está horrible, árboles arrancados, otros sumergidos en arena, un paisaje que te horroriza cuando lo ves, y que no sabes cuando todo volverá a ser como antes, cuánto tiempo vas a tener que vivir con el miedo de que vuelva a pasar, cuánto tiempo y trabajo necesitas invertir para que lo tuyo vuelva a ser como antes.

Pero parte la culpa de todo ésto la tenemos nosotros. Sí, porque construimos donde no debemos. Sólo porque durante años no llueva, no significa que podamos construir por donde pasaba una rambla. Sólo porque se haya secado una laguna, no significa que podamos construir un pueblo entero en ella (Pueblo Laguna, Vera). Sólo porque ahora no pase agua por esa rambla, no significa que podamos hacer un puente pequeño. No, tenemos que tener respeto por el agua, y también algo de temor, porque si no tememos el agua, si pensamos que no podrá con nuestras paredes, con nuestras carreteras, con nuestros coches, en ese momento es cuando ella llega y te enseña que lo que era suyo, lo sigue siendo, y lo será por siempre, aunque tarde tiempo en venir a reclamarlo.


El viernes para mi fue un día muy largo, salí a trabajar por la mañana y no pude volver a mi casa hasta el sábado por la tarde. Estábamos incomunicados, los móviles no funcionaban. Y aunque en mi casa no ha pasado nada grave, en el campo ha sido otra cosa. Pero todos estamos bien, y eso es lo más importante. Lo peor son aquellas personas que han fallecido por estas lluvias.

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