Una cosa muy bonita que tiene el otoño son sus atardeceres. Bueno, en cualquier época del año encuentras atardeceres maravillosos, pero creo que los del otoño son los más bonitos.
En mi anterior trabajo, cuando volvía por la tarde, el sol escondiéndose en el horizonte me deleitaba muchos días, eran paisajes preciosos, y sólo viendo eso era más feliz. El único problema, es que la belleza en estos atardeceres dura sólo unos instantes, porque va cambiando muy rápidamente, y es difícil coincidir con ese momento justo en que miras al cielo y se para el tiempo por la belleza que ves.
Pues bien, ayer fue uno de esos días en los que tuve la suerte de ver un atardecer precioso, siento que no lo podáis ver, pero las fotos que intenté tomar no salieron muy bien.
Estaba dentro de mi casa, cuando miré hacia la calle y vi que estaba como naranja, y en ese momento salí fuera. Gracias a unas nubes que habían sido movidas por el viento, y parecían una tela blanca mecida por una brisa y el sol en su punto justo conseguía que se iluminaran esas nubes con un color naranjita, que poco a poco fue desvaneciéndose, para dejar paso a la noche.
Atardeceres como ese son los que me gustan, y esos otros en los que es una serie de colores degradados. Me gustaría poder aprender a tomar fotos de este tipo de cosas para compartirlo con vosotros, así que seguiré intentándolo.
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