Muchas de las veces que hacemos un puzzle nos damos cuenta que hay piezas que no encajan, o esa es la primera sensación. Pero pronto descubriremos que esas piezas necesitaban de otra, la pieza perdida, con la que todo encaja perfectamente.
Pues bien, en la vida también nos suele pasar esto. Quizás no nos damos cuenta, porque en el momento no sabes que te falta una pieza, pero con el paso del tiempo, cuando la encuentras, es cuando te das cuenta que aquello no estaba bien.
Seguramente muchos de nosotros tengamos muchas piezas perdidas, que puede ser que nunca encontremos y todo nos parecerá que ha encajado bien, y seremos felices, pero si hubiésemos encontrado esa pieza perdida quizás estaríamos más tranquilos. Puede que haya quien pierda las piezas a propósito, que
sólo las deje escondidas y luego no las encuentre, y para ellos sea como
si nunca hubiesen existido. Pero la mayoría no sabremos que esas piezas existían si no aparecen.
¿Por qué se pierden las piezas? ¿Dónde está el duendecillo que se las lleva para que no las encontremos? ¿A caso el duende crea su propio puzzle con nuestras piezas perdidas? Si encontrásemos ese duende y le enseñásemos que no está bien llevarse lo que no es suyo, todo sería más sencillo.
No nos engañemos, ese duende es fácil de encontrar. Nos rodea, está por todas partes, y lo podemos llamar de muchas maneras, falta de comunicación, falta de información o mejor aún, información privilegiada., pero aún así, no podremos acabar con él.
A veces la información simplemente no llega a nosotros, o las otras partes no quieren que nos llegue, pero tarde o temprano nos llegará, y entonces será cuando nos demos cuenta que nos faltaba una pieza en nuestro puzzle, y todo cambiará de color.
Llegados a este punto, muchos pensaréis que estoy loca (vale, si, un poco), pero eso ahora no viene al caso, yo os cuento esto porque me apetece, por esas veces que de repente nos enteramos de algo y entonces decimos "¡ostras! pues con razón esto y esto y esto y esto".
Esas veces en las que algo nos parece raro, pero no le damos importancia porque será así, raro, y al cabo del tiempo aparece la pieza perdida y empezamos a juntar piezas, una con otra y todo cobra sentido, y lo que parecía raro ya no lo es tanto, y nos quedamos con cara de tonta.
Hay piezas perdidas en todas partes, en el trabajo, en la calle, en el grupo de amigos, en las noticias, en la serie que nos encanta, con las personas que conocemos... y no podemos hacer nada para remediarlo, pero aún así, viviremos felices sin saber que nos falta una pequeña parte del puzzle, y quizás, muchas veces si no encontrásemos esa pieza seriamos más felices, o a la inversa, en cuyo caso nos encantaría haberla encontrado antes.
¿Y vosotros? ¿soléis tener la sensación de que os faltaba una pieza y cuando la encontráis empezáis a atar cabos y os sale una sonrisa maligna?